A veces fantaseo con escribir un libro llamado “Por qué no me gusta el cine español”.
En mi fantasía, demuestro que el actual cine español ha reducido sus recursos artísticos a unas convenciones muy cerradas, que responden a los gustos de un público muy concreto.
Mi teoría sería que si no me gusta el cine español es, en primer lugar, porque al cine español yo no le gusto como espectador, ya que no produce películas para gente como yo.
Y esto es una decisión de la industria, no una falta de talento.
Demostraría que a los profesionales del cine les pasaría un poco como al público: a fuerza de ser solo reclutados para practicar una cultura cinematográfica muy limitada, muy específica, han acabado interiorizándola como inevitable.
Porque menudo el deseo de estos creativos de profesionalizarse es mucho mayor que el de plasmar una idea propia de su arte.
Y todo esto en un medio -el cine- que también ha educado al espectador en la “súper producción”, y este ya no admite producciones muy baratas, en las que los creadores no dependan tanto de las exigencias de la industria.
Para sustentar mis teorías, haría un recorrido por las películas premiadas en los Goya en los últimos años, el mejor canon de cómo a la industria española del cine le gusta definirse a si misma.
Y las compararía con propuestas similares de otras épocas y países, no solo de películas sino también de novelas, para recalcar todas las opciones narrativas que existen para contar similares historias, pero que el cine español rechaza para reafirmarse en unas pocas convenciones.
No voy a escribir ese libro así que me saco el veneno con este toot.
¿Soportaría la investigación mi opinión, demostraría que es un prejuicio infundado o todo lo contrario?